¿Quiénes son los culpables de nuestra dispersión?

Por Grissel Montiel

Tras la experiencia de las inscripciones por Internet, existen dos tipos de estudiantes: los completamente satisfechos con el rápido, eficiente y cómodo proceso y los “dispersos”. Un considerable porcentaje de la población de Comunicación Social de la Universidad del Zulia pertenece a este último grupo.

Están en el noveno semestre de su carrera pero no han aprobado la piedra en el zapato de nuestro pensum: Taller de Morfosintaxis del Castellano I, por ejemplo, o en dos años de estudios jamás han solicitado un Macur real (no la hoja de situación actual, que como algunos la llaman, es un intento frustrado de Macur), por lo tanto, hasta el día de la inscripción por Internet, no tenían idea de que no les habían cargado X o Y materia, o de que la tenían sin información, aplazada o no convalidada. Y en el peor de los casos, estas materias con calificaciones fantasmas prelan en línea de hasta cuatro semestres.

En fin, cualquiera que sea el caso, son este tipo de estudiantes (me incluyo) a quienes los padres les preguntan en qué semestre están y sudan frío, cambian el tema, responden con cara de no me importa: “voy bien, entre el cuarto y séptimo”, les toca mentir o sacar cuentas mirando arriba y a la izquierda para determinar en qué bendito semestre están.

Por supuesto, hay razones de sobra para que los estudiantes de Comunicación Social presenten dispersión en sus materias: falta de profesores que oferten horarios variados para los que viven en Mara o trabajan; sobrepoblación que genera una incongruencia en la oferta- demanda de las secciones abiertas; descontrol de la inscripción de materias de los estudiantes de los primeros semestres (son estos los que tienen mayor tendencia a querer avanzar dejando atrás las materias que realmente le corresponden y continúan el mal hábito durante toda la carrera); escasez de seriedad y autoridad de los docentes que asesoraron las inscripciones en otrora (recuerdo aún que en 2004 algunos profesores dejaban inscribir lo que uno quisiera mientras no prelara), irresponsabilidad de los docentes que no cargan las notas al sistema o no lo hacen a tiempo, pierden nuestros registros, no se aparecen a firmar constancia de notas, entre otros.

Claro está que estos son problemas derivados de macro problemas como la falta de disponibilidad/asignación presupuestaria para la contratación de nuevo personal docente y apadrinamiento de los becarios académicos y la generación de relevo que forma la propia universidad; déficit presupuestario para la mejora de la infraestructura académica de la Escuela de manera que ésta pueda ampliarse y mejorarse para atender la demanda estudiantil y los requerimientos profesorales para nuevas secciones; y ausencia de conciencia tanto en docentes como alumnos.

Desde hace un año, quizás más, en la Escuela se empezó a tomar conciencia de la alta dispersión que tenían los estudiantes al intentar ser parte de las escuelas de la institución que ya se inscribían por Internet. Para ello, los técnicos de Secretaría de LUZ exigían una mayor limpieza en las datas estudiantiles a fin de que el sistema pusiera funcionar homogénea y correctamente.

Nuestra alarmante situación de dispersión en la situación individual de cada alumno obstruyó los frustrados intentos anteriores de las ya finalmente cumplidas inscripciones vía web. Sin embargo, los jefes de departamento decidieron colocarse estrictos a las últimas inscripciones presenciales y lograr que todos inscribiéramos las materias atrasadas de nuestros pensum, que nos reguláramos y que no viéramos más de cinco materias, quizás, para que nadie avanzara quitándole cupo a otro que necesitara normalizar su situación.

Ahora bien, los problemas arriba mencionados continuaban, por lo que normalizar el estatus académico de los estudiantes de la Escuela fue más que tortuoso, acelerado y un intento no tan exitoso. Prueba de ello son las múltiples quejas y problemas que se presentaron durante el proceso vía web, el monstruo de la dispersión dejó sin inscripción en el momento a muchos y destruyó los planes de otros tantos.
Al parecer, no les creímos a los jefes de departamento cuando nos decían que tratáramos de resolver nuestras dispersiones en los semestres anteriores porque la inscripción por Internet sería un hecho y el sistema no nos permitiría luego avanzar sin inscribir los muertos del pasado, no tuvimos la suficiente fe ni confianza en ellos, implícitamente, eso fue lo que ocurrió.

Pero, ¿de quién es la culpa?, no, la culpa no es de la vaca. La culpa de nuestra dispersión y problemática académica es de todos, de quienes deben garantizarnos las condiciones de horario, infraestructura, oferta, disciplina y autoridad en las inscripciones desde hace años atrás y de nosotros, que siendo cual maracuchos, vivos y deshonestos en muchas ocasiones, burlamos los procedimientos, las prelaciones, los reglamentos y las líneas de los pensum inscribiendo lo que nos diera la gana si seguir el orden.

Deben haber más culpables, sin embargo, maldecir las inscripciones, a nuestros profesores (por vivos, flojos, egoístas y desinteresados que algunos sean), a nuestra universidad, al sistema web, a la Secretaría de LUZ y al mundo entero porque no logramos inscribirnos como queríamos no solucionará nada. Tendremos que asumir las consecuencias y pagar las verdes ahora como conejillos de india de este nuevo proceso para nosotros y sembrar la experiencia que otros disfrutarán con mayor plenitud una vez que el sistema, que sí tiene autoridad y no hay rogadita que valga, nos regule a la fuerza a todos.

Aunque no lo veamos ahora, el proceso vía web es y será aún más un éxito. Los desastres están en nuestro Macur, insisto, sea la culpa de quien sea. Bienvenidos a la era de a información, de seguro, pronto a nosotros, o a los que nos siguen, les irá mejor.