Nuestro jodido regreso a clases

--Jodido: así se resume nuestro regreso a clases a la Escuela de Comunicación Social de LUZ. No hay eufemismo que suavice tantas fallas reparables durante la poca afluencia estudiantil y que vino a entorpecer el ya lento retorno a las aulas universitarias.

Comenzó con la advertencia de un paro pautado para el día martes, aunque a partir del lunes varios compañeros y profesores tuvieron que arreglarse como pudieron en salones sin aire acondicionado, con la cercanía de unas salas sanitarias sin un mínimo de higiene y con una cantidad de zancudos bailando a su alrededor, que por cierto, hicieron estragos en la salud de varios docentes antes de las clases de verano y en un inexplicable acto de complicidad, no hubo ningún pronunciamiento oficial más que a aquel realizado en cierto periódico regional.

Como para cerrar con fuegos artificiales esta semana, una circular presuntamente enviada desde el propio decanato de la Facultad de Humanidades y Educación notifica que el viernes 9 de octubre las clases estarán suspendidas por “razones de seguridad” incentivado por una poda de árboles, cuestión aparentemente impensable de hacer antes de los procesos de inscripción en cada escuela.

Cayendo un poco en las responsabilidades, en cierta medida se agradece a nuestro Centro de Estudiantes que aunque no ha acoplado sus comunicaciones a una escuela que vive más allá del Facebook, notificó mediante un corto mensaje sobre el bendito entorpecimiento en el inicio del periodo académico. Asimismo, hay que resaltar las denuncias en tímidas notas electrónicas y que no terminan de captar la atención de la denominada representación estudiantil: muchos compañeros que pasaron a segundo semestre de la carrera obviaron el proceso de inscripción porque en el primero fueron inscritos por la propia Escuela y erradamente creyeron que la situación se repetiría en esta oportunidad.

También hubo quien después de inscribir un horario como pudo, le cerraron o reubicaron en otra sección sin previo aviso por aquello de la falta de quórum o profesor. Sin ahondar en los casos, ya se puede deducir que con información y una representación eficiente muchos problemas habrían conseguido a tiempo su respuesta.

No todo es tan grave como se pinta en este texto. Regresaron las conversaciones de pasillo, así como algunos ideales periodísticos en pequeñas dosis de diálogo y uno que otro encuentro entre profesor y alumnos que no debería conocerse como clases por las condiciones en las que se dieron.

Pudimos tener un mal comienzo pero aún nos queda un largo camino para enmendar. No esperemos entonces que todo resuelva en manos de otro y comencemos a aportar con la misma medida que exigimos y quejamos.