[Lo hice YO] Un reglamento para incumplir

Betzabé Luzardo es una estudiante de Comunicación Social en la Universidad del Zulia (LUZ) que decidió mostrar a todos, a través de este blog, uno de sus trabajos periodísticos. Al igual que ella, tu puedes enviarnos al correo sinecharsnoelpolo@gmail.com cualquier material audiovisual o escrito (de carácter comunicacional o informativo) que hayas realizado para publicarlo bajo la sección Lo Hice YO tal cual como Betzabé. Para más información, clic aquí.

Por cierto, este es un trabajo cónsono a la declaración realizada recientemente por el rector de LUZ sobre tomar medidas contra las personas que llevan más de una década cursando una carrera en nuestra casa de estudios.

12% de los estudiantes de LUZ tiene más de 10 años cursando una carrera

Un reglamento para incumplir

Un estudio realizado por el Departamento de Orientación de la Universidad del Zulia, a finales de 2006, arrojó que 6.993 universitarios debieron ser expulsados -por lo menos tres veces- mediante la aplicación del Reglamento de Repitientes. Después de dos años la situación sigue igual.

Grecia Villalobos cursa el séptimo semestre de Comunicación Social en la Universidad del Zulia (LUZ). Hace una semana, vio su nombre publicado en una hoja, colgada de una cartelera bastante improvisada. Es la tercera vez que sucede. La primera vez, no conocía el porqué y tampoco sabía de qué se trataba la fulana sentencia. La segunda, se enfermó y, la tercera, solamente aprobó una materia. La sentencia: “Estudiantes con RE.RE”, dice en el cabezal de la lista, donde también figuran otros 187 estudiantes.

Villalobos no es la única. Aún cuando se ha establecido un promedio de cinco años para que el estudiante regular egrese de las aulas universitarias y vaya al campo laboral, la realidad en LUZ es muy distinta. En el núcleo de Maracaibo hay 5.907 universitarios en condición ilegal. En Cabimas, 811 y en el núcleo de Punto Fijo, el más pequeño - sólo oferta ocho carreras- 215 alumnos que no terminan sus estudios.

Es decir, de los 60.000 estudiantes de la máxima casa universitaria de la región zuliana, 6.993 tienen más de 10 años ocupando un cupo en el recinto educativo y pareciera que cada año se les hiciera más dificultosa la meta de titularse como profesionales. De tal manera que esta problemática se traduce en una posibilidad de que uno de cada cinco estudiantes se encuentra en esta situación irregular.

Un reglamento obsoleto

La permanencia de los alumnos en las carreras de formación profesional que ofrece la universidad está diseñada pensando en los planes de estudio. La universidad establece un sistema de deberes y derechos para todos los que integran la institución, de modo que a través de su cumplimiento se garantice a los alumnos el logro de los objetivos y el desarrollo de las competencias en el tiempo de permanencia establecido. El RR forma parte de este sistema.

Este reglamento establece en el artículo 21 -sobre el rendimiento estudiantil- que el alumno deberá aprobar 50% de las materias inscritas en el correspondiente periodo lectivo. Asimismo, ordena que el alumno, que no alcance el rendimiento mínimo, perderá su inscripción en la universidad en el siguiente lapso académico. Si al transcurrir el tiempo establecido (un año), el alumno se inscribe nuevamente y no aprueba la mitad de las materias inscritas perderá su inscripción por dos periodos académicos más. Además si el alumno es objeto de esta sanción por tres veces consecutivas perderá automáticamente su inscripción en la universidad.

Un estudio realizado por el Departamento de Orientación de LUZ, a mediados del año pasado, concluyó que la permanencia de un estudiante por más de 10 años en la universidad debe ser objeto de sanción mediante la aplicación del RR.

Para la profesora Berenice Camacho, miembro, desde hace 15 años, de la comisión de alzada del RR en la escuela de Comunicación Social, la aplicación de este reglamento se hace de manera muy irregular y “doméstica”. “Existe mucha desorganización, a veces se aplica de manera injusta. Los estudiantes no conocen de sus deberes y derechos (…) es una bola de desorganización que viene desde arriba ocasiones se favorece al estudiante por amiguismo. de sus deberes y derechos ciesarrollo de las competencias y los más perjudicados son los alumnos”.

Añade además que no existe una disparidad de criterios al momento de establecer sanciones y levantarlas y que no hay criterios objetivos, ni una disciplina para “levantar” la sanción. “En muchas ocasiones, se favorece al estudiante, cuando no se lo merece, por amiguismo o intereses particulares, que obedecen a criterios relacionados con la política” .

De igual forma, afirma que ee en l RR a perdido su función “ el reglamento se queda corto para afrontar y solventar con eficiencia esta situación que empeora cada vez más (…) ya los estudiantes se inventan miles de excusa para esquivar la sanción y a la universidad le da ‘dolor’ aplicar el reglamento”, expresó.

Responsabilidad compartida

La culpa no es sólo del alumno, la institución en distintos niveles tiene la responsabilidad concurrente que conduce a propiciar por acción o por omisión tales situaciones. El profesor Gabriel Villa, miembro de Responsabilidad compartida
La culpa no es sólo del alumno, la institución en distintos niveles tiene la responsabilidad concurrente que conduce a propiciar por acción o por omisión tales situaciones. El profesor Gabriel Villa, miembro de la Comisión para el Estudio de Permanencia de LUZ y profesor de la escuela de Orientación, explicó que en muchas ocasiones al estudiante se le dificulta ser regular por problemas que sólo tiene debe resolver la administración de la universidad.
Entre las causas están que muchas veces los alumnos CNU (Consejo Nacional de Universidades) ingresan sin la carga completa de asignaturas, inscripción de asignaturas sin profesor (ni espacios garantizados), ausencia de controles en el asentamiento de notas de fin de curso en el momento adecuado y la desinformación de los alumnos para el momento del reclamo oportuno.
Todas estas circunstancias, cada vez más comunes en las distintas facultades, inciden en la permanencia del estudiante y los hace más propensos a la aplicación del RR.
Por otra parte, Villa estableció otras tres razones fundamentales por las cuales un estudiante puede permanecer más de 10 años dentro de la universidad: problemas económicos, dificultades familiares y obstáculos académicos. “Muchos estudiantes no pueden costearse el gasto que numerosas escuelas ameritan y otros tantos se consiguen en su camino estudiantil, con serias dificultades familiares que ocasionan que los estudios pasen a un segundo plano”, señaló.
También existen, aunque en un menor número, los alumnos que sólo inscriben dos materias y que aún así no logran aprobar ninguna. “Son los estudiantes que por lo general se dedican a realizar actos delictivos dentro de la institución y van de una carrera a otra para sacarle el mayor provecho a los beneficios que obtienen como universitarios”, aseguró.
El problema de la permanencia estudiantil es bastante complejo. Villa considera que es un síntoma de desinterés y negligencia por parte de las autoridades universitarias. “Es una de las irregularidades que debe solucionarse con prontitud porque, además de estarse violando una norma, la mayoría de las bandas delictivas están conformadas por alumnos que tienen más de 10 años estudiando una carrera”.

Los emigrantes académicos

Los actos de violencia, dentro y en los alrededores del recinto educativo o vinculados a mafias estudiantiles, son repetitivos, pues con la muerte de Julio Soto, presidente de la Federación de Centros Universitarios, ya son cinco los fallecidos en ataques con armas de fuego en menos de ocho años, según lo informó el director del Departamento de Seguridad de LUZ, Wálter Vélez.
La permanencia de un estudiante por más de 10 años dentro de la universidad tiene una relación, sino bien con el rendimiento académico, sí con la permanencia por más de lo que se debe para cursar una carrera universitaria.
Vélez explicó que el perfil del delincuente estudiantil es una persona que se inscribe en una carrera, pero no son estudiantes regulares y tampoco cursan la carga máxima de asignaturas y después que aprueban con dificultad la mitad de los semestres se cambian de carrera. “Ingresa y luego se dedica a la delincuencia, vinculados con las distintas mafias que extorsionan en la ciudad de Maracaibo”.
Según el Departamento de Seguridad de LUZ, en los últimos cuatro años se lograron establecer cuatro tipos de mafias que tienen entre 10 y 12 años operando dentro de la universidad, de las cuales tres están conformadas por estudiantes universitarios: extorsión de las empresas (como el comedor, el transporte universitario, entre otras) la mafia de los tiques estudiantiles, donde están involucrados gran parte de los dirigentes estudiantiles y la ya extinta mafia de los vehículos robados y vacunas, donde participaban 12 estudiantes vinculados con las grandes mafias “roba - carros" de la ciudad marabina.
La facultad que se considera más peligrosa en la Universidad del Zulia, según el encargado del departamento, es la facultad de Ciencias, donde se dictan las licenciaturas de Matemática, Física, Biología, Química y Computación.
Según los resultados ofrecidos por la Comisión para el Estudio de la Permanencia Estudiantil, en esta facultad hay 278 “Estudiantes de oficio”. Es decir, ocupa el tercer lugar, después de la facultad de Ingeniería con 1.105 y la facultad de Derecho con 590 alumnos en la misma condición.

Una nueva normativa

Desde hace un año, la misma comisión que realizó el estudio trabaja de manera ardua para crear un nuevo reglamento que tenga como eje central vigilar, no sólo el rendimiento estudiantil, sino también regular el tiempo de permanencia en la universidad de un alumno.
Este proyecto tiene como finalidad reglamentar el número máximo de semestres o años para el estudio de una carrera, limitar el número de cambios de carreras permitidos y el número de deserciones posibles. A su vez, el nuevo reglamento pretende unificar los criterios para la aplicación del RR.
Desde luego, la solución no puede ser una medida que perjudique al estudiante. Se requiere de un conjunto de decisiones que impliquen la revisión de las normas y procedimientos y, sobre todo, la universidad debe definir, prontamente, políticas que permitan establecer direcciones claras a la hora de diseñar leyes internas para su funcionamiento.
Si esta situación no se logra revertir, probablemente, dentro de unos años la Universidad del Zulia estará plagada de “estudiantes de oficio” o de “inmigrantes académicos”, ambos son bacterias que carcomen el funcionamiento normal de cualquier institución universitaria.